Ese día Mesa redonda Pero yo no estaba sentada en esa mesa Yo estaba de pie, observando todos los que estabais sentados De tanto en tanto me mirabas, trataba de que esa atención me fuese suficiente Para mi sorpresa, no lo fue. Mi cabezonería innata, volvió a insistirme en que lo fuera, pero no lo fue. Ahora entiendo y sobretodo me siento merecedora de ocupar mi propia silla en la vida de los que me rodean y en el mundo porque YO ocupo mi silla en mi. Yo SOY prioridad en mi y consecuentemente para los que me rodean, de la misma forma que ellos lo son para mi, encontrando ese maravilloso equilibrio entre el yo y el nosotros.